Sunday, December 12, 2010

Diez destinos que no existen

Por Víctor Lenore

Hay viajeros que no tienen suficiente con el largo y ancho mundo. Necesitan un horizonte inalcanzable para seguir soñando. El suplemento de viajes de El País, seguramente pensando en ellos, se ha inventado una lista titulada “Diez destinos que no existen”.



Se trata de evocar lugares imaginarios que resulten tan atractivos o más que los destinos habituales. Aunque nadie pueda ir allí de vacaciones, se citan zonas similares que sí existen en La Tierra.

El País de Nunca Jamás
Este espacio mágico, central en el universo de Peter Pan, se alcanzaba “girando en la segunda estrella y volando hasta el amanecer”. El diario madrileño sugería conformarse con los espectaculares jardines de Kengsinton (Londres), lugar donde se rodó la última película sobre J.M Barrie, creador del famoso cuento. Quizá sea mejor solución viajar a Los Ángeles y saltar la valla de Neverland, la mansión de Michael Jackson, fan fatal del cuento de J.M Barrie y lo más cercano a un “niño perdido” que ha dado la raza humana.

Hobbitton
J. R. Tolkien imaginó una arcadia plagada de seres fantásticos. Para traducirla al cine, los productores de la trilogía escogieron Matamata, un pueblo rural de la región de Waikato, al norte de Nueva Zelanda. Ahora incluso se ha puesto en marcha un circuito turístico por los decorados de las películas. Sin duda una escapada ideal para conocer a otros fanáticos de la saga.

Gotham City
Imaginen una ciudad corrupta, grisácea y con una enorme tasa de criminalidad. A alguno le vendrá a la cabeza Nueva York, que fue la idea original del creador del cómic, pero a estas alturas cualquier megalópolis de occidente se ajusta bastante a esta descripción. Quizá por ello resulta tan sencillo identificarse con Batman y su lucha contra la corrupción urbana.

Planetas de Star Wars
Aparecen tantos mundos en esta saga que casi podemos encontrar réplicas en cualquier sitio. En el parque Maria Luisa de Sevilla se filmaron algunas escenas. Una visita a las fiestas de Valencia seguramente nos traerá a la cabeza los trajes de fallera que le colocaron a Natalie Portman en sus apariciones como la reina Amidala. Y los paisajes volcánicos de Lanzarote o el desierto de Almería también nos sirven (aunque en realidad, las escenas del planeta Tatooine se rodaron en Túnez).

Tierra de Oz
La tierra idílica de “El Mago de Oz” es ficticia y se rodó íntegramente en decorados de estudios de cine. Nuestras opciones se reducen a visitar Kansas (donde comienza la acción), conformarnos con Disneylandia (otra tierra de fantasía kitsch) o bien acudir a algún desfile del Orgullo Gay (donde abundan los fans de la estética Judy Garland). Otra posibilidad es leer el libro, mucho más bucólico, comedido y digno de disfrute que cualquier adaptación escénica.

El cementerio de los libros olvidados
Los millones de seguidores de “La sombra del viento” (Carlos Ruiz Zafón) quizá lo busquen en Barcelona. Incluso hay una ruta turística por la ciudad condal que nos señala los paisajes de la novela. En todo caso, una pequeña parte del cementerio está en las estanterías de nuestras casas, llenas de volúmenes olvidados que compramos por impulso y al final nos dejamos sin leer.

La Atlántida
Esta isla sumergida, citada en varios textos de Platón, sigue siendo un lugar mitológico. ¿Existió realmente? Resulta casi imposible demostrarlo. Dicen que se parece a la isla griega de Mikonos.

El Dorado
En el Museo del Oro de Bogotá hay una pequeña escultura que representa la ceremonia indígena de arrojar oro al río para calmar a los dioses. Se ve una balsa y unos cuantos indios muisca adornados llevando a cabo este ritual. Muchos conquistadores españoles y británicos se volvieron locos con la leyenda y perdieron la vida buscando una imaginaria ciudad con las calles asfaltadas del precioso metal. ¿Conclusión? Mejor no seguir con este tipo de aventuras...

Pandora
El idílico planeta de Avatar no está todavía al alcance de los seres humanos. Si esta luna del planeta Polifemo existiera, que no es el caso, no sería hasta el año 2154 cuando podríamos llegar hasta ella. Tampoco es que importe mucho. La proyección en tres dimensiones resulta tan realista que es como ya hubiéramos pasado por allí.

Springfield
Atención, pregunta: ¿Dónde podemos encontrar un pueblo con industrias contaminantes, autoridades incompetentes y familias disfuncionales? ¿Dónde hallar madres resginadas, niños rebeldes y padres a los que sólo importa la tele y la cerveza? Matt Groening, creador de Los Simpsons, escogió el nombre de Springfield porque era el que más veces se repetía en la geografía de Estados Unidos. Personajes parecidos a los de la serie tampoco son complicados de encontrar en cualquier municipio de nuestro país.

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